En plena era ecológica, es una de las mejores opciones. Además de ser un medio de transporte que no contamina y no genera deshechos, andar en bicicleta es también una actividad deportiva accesible y completa.
A dos ruedas
Podemos pedalear casi en todas partes. Hay tres tipos de bicicletas según el terreno y la práctica que se quiera llevar a cabo:
-La bicicleta de paseo. Básicamente sirve para desplazarte por la ciudad o sobre carreteras asfaltadas para pasear o hacer un trayecto. Tiene el sillín y el manillar altos y una cesta para llevar cosas, lo que hacen de esta bici que se práctica y cómoda.
-La bicicleta de ciclismo. Sirve para hacer trayectos largos por carretera o pista. Es la bici que utilizan los ciclistas profesionales que corren el Tour de Francia o la Vuelta a España, por ejemplo. Es ligera y fina y tiene el manillar colocado hacia abajo. Las ruedas son muy finas. El objetivo es la rapidez y la resistencia.
-La bicicleta de montaña. Con esta puedes andar por cualquier tipo de terreno: caminos de barro o piedras, por la orilla del mar, por la montaña… Es pesada y tiene las ruedas grandes y dentadas para garantizar la estabilidad y amortiguar los golpes.
Ventajas en general
Ventajas en general
-Conlleva un gasto energético considerable. Si se pedalea a ritmo medio, se queman entre 300 y 600 calorías por hora. Si se pedalea a un ritmo más elevado (unos 20 Km/h) se pasa a 500/600 Kcal/h. Además, al cabo de media hora, el cuerpo recurre a las reservas de grasa.
-Previene las enfermedades cardiovasculares. Se trata del deporte de resistencia por excelencia. Andar en bicicleta muscula el corazón ligeramente, ventila los pulmones y oxigena los músculos. ¡Siempre y cuando andes con regularidad y a buen ritmo!
-Limita el riesgo de traumatismos. Cuando vamos en bicicleta no aguantamos nuestro peso. Es la actividad ideal para las personas con sobrepeso, articulaciones débiles o para aquellas que se recuperan de una lesión o herida.
-Tonifica el cuerpo. Pedalear muscula los muslos, las pantorrillas y las nalgas. Pero también se utilizan el torso, los brazos, la parte baja de la espalda y los abdominales, sobre todo los laterales, cuando nos agarramos al manillar.
Inconvenientes
-Corres el riesgo de sufrir un accidente: en la carretera, en la montaña, o en la ciudad, siempre corres el riesgo de caerte o de chocarte con alguien.
-Si has tenido problemas de corazón, tienes que tener cuidado.
-Cuidado con la espalda. Una mala postura o un esfuerzo mal repartido y las lumbares pueden sufrir. Además, el contacto con el sillín puede ser doloroso.
-La contaminación es elevada y, en ocasiones, vamos con la nariz pegada a los tubos de escape.
Reglas básicas
-Estudia el itinerario antes de salir, sobre todo por la montaña: infórmate sobre el estado del terreno, el desnivel, la duración del recorrido… y el tiempo.
-Dosifica tus esfuerzos. Para eso están los cambios, así guardas fuerzas para más adelante. Puedes repartir el trabajo y el esfuerzo y utilizar la parte alta del cuerpo para avanzar y así trabajar los abdominales.
-Elige el material adecuado, es esencial. Lo mejor es elegir una bicicleta adaptada al tipo de ejercicio que deseas realizar (moderado o intensivo, ciudad o montaña…) con la ayuda de un especialista. También te explicará cómo adaptarla según tu morfología: es esencial para pedalear cómodamente y evitar dolores.
-Lleva casco. Es obligatorio: te puede salvar la vida.
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